Hay innumerables interpretaciones de la realidad: científica, histórica, económica, etc.
La gente se une con facilidad a aquellos que adoptan una interpretación similar a la suya y considera antagónico y hasta enemigo al que adhiere a otra diferente.
La realidad no tiene ningún significado y solo actúa como un espejo en el que nos reflejamos con el propósito de conocernos a nosotros mismos.
Pero así como algunos animales no se reconocen a si mismos en un espejo y atacan su reflejo, así nosotros atacamos nuestro reflejo en los otros.
Sobre todo a aquellos que nos devuelve una imagen que no coinciden con nuestros supuestos sobre nosotros mismos o las interpretaciones de la realidad con las que nos identificamos.
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